La vida en Liliput es realmente agradable. De verdad que no podría pedir más. Todos somos iguales ante la ley. Nadie sufre de hambre. No sé si sea un paraíso, pero es definitivamente un excelente lugar para vivir... ¿Qué es ese ruido? -¡¡El volcán, el volcán!!- Hay que huir. debo correr a los botes. Oh no, la lava está llegando.Las casas de todos se perderán... ¡¡Todo se perderá!! No importa, las vidas humanas son lo más importante, los botes que existen alcanzarán para salvar a todo el mundo. De seguro mis amigos ya estarán esperándome. Ahí es donde están los botes, correr tanto de verdad me ha cansado, pero al fin estoy llegando. ¿Qué? ¿Cómo que todos los botes están destruidos? Saltaron piedras justo donde estaban. Es el fin. Todos moriremos. ¿Qué?¿Quién me jala? Es mi madre. Han encontrado el último bote. Cabemos apenas 5 personas. Sobrevivirán apenas 5 liliputienses de más de 40 000. Me niego, prefiero morir. Me obligan. Me sujetan con fuerza. El bote está escondido en una cueva. Salimos tan rápido como podemos. Ya no logro bajarme. veo las caras de mis coterráneos aterrorizados. Su fin está cerca. ¡¡Y no puedo hacer nada!! ¡¡Nada!! ¡¡Nada!! Me quedo dormido ahogado en mis lágrimas. Despierto, estoy solo en un bote a la deriva... ¿Qué pasó? Grito a quienes me acompañaban. Nadie me contesta. El bote simplemente se deja llevar por las olas. De pronto un pez enorme pasa junto a mí ¡¡Qué horror!! Caigo de espaldas. Una gaviota aún más colosal vuela razante y se lleva al pez. Sólo de impresión comienzo a perder el conocimiento justo cuando veo tierra. Llego hasta ella. El bote se da vuelta con el impacto. Y caigo. Me arrastro apenas hacia la playa. La vista se me nubla. Veo la arena desde cerca. No siento nada. Quedo tendido boca abajo en la costa.


¿Cuándo será el día en que el mar se decida a darme una respuesta? Llevo más de tres años haciendo lo mismo, sin recompensa de nadie. ¿Cuántas botellas han salido desde mis manos con mensajes escritos cuidadosamente, incluso en más de dos idiomas? Más de tres años esperando que alguien las encuentre flotando en el océano. Un despiadado pirata tal vez, o un náufrago que alivie su dolor con el código de otro humano. Sé que fantaseo demasiado, que mis hermanas tienen razón y creo que el mundo es un libro de cuentos. Pero me conformo incluso con alguien de Chiloé o de Argentina. El mar está lleno de botellas vacías y papeles de helado Panda, y mis botellas, tan bonitas y escogidas con tanto esmero, deben andar por ahí sin rumbo. La única razón que me hace venir a la playa es esta espera tal vez inútil. Pucha por último un vecino. Pucha.
Hace tanto calor aquí, está lleno de gaviotas y esos botes coloridos y feos, hediondos de matanza que a mi madre le encanta colgar dentro de los cuadros en el living. En esta ciudad no pasa nada, nada. Mis botellas con mensajes andan perdidas. Y ese guarén inmundo en medio de la arena. Es bastante raro, parece una especie desconocida. Bueno, no creo que tanto. Qué onda, es muy raro, se está moviendo un poco. ¡Me está mirando!